Difusión Cultural
4. Cuentos y Leyendas
De como se perdió una batalla y se ganó un reino
DE CÓMO SE PERDIÓ UNA BATALLA
Y SE GANÓ UN REINO
Francisco José Segovia Ramos

o era entonces joven, tenía 18 años, y viví en primera línea la Batalla de AlUqab
(1), el 15 de Safer del año 609
(2) de la Hégira donde fuimos derrotados por los infieles. Los almohades del califa An-Nasir perdieron su poder y el imperio que habían construido. Combatí en las milicias de Al-Andalus contra los aragoneses, navarros, castellanos, portugueses y francos, acaudillados por sus monarcas y obispos. Mi espada la dirigió Alá, el Misericordioso, y mi corazón se sobrecogió de terror cuando la caballería enemiga penetró en nuestro campamento, rompió las cadenas de los esebelen –la guardia fiel y escogida de An-Nasir- y decantó el signo de la batalla para los cristianos.
Para salvar la vida huí, como muchos otros, por las pedregosas y áridas tierras de Jaén. Atrás quedaron estandartes y miles de muertos, amigos y compañeros de juventud. Lloré desesperadamente e imploré la piedad de Alá. Caminé durante días, errático y sin saber qué me depararía el futuro.
Pero una noche Alá me anunció en sueños: “Forjarás un nuevo reino, que durará lo que un arco iris, pero brillará eternamente”.
Hoy, como sultán de Arjona, y después de recibir el apoyo de los nobles de Jaén, Guadix y Baza, atravieso las puertas de Granada con mis pabellones ondeando al aire. Hoy, dieciséis años después de la Batalla de Al-Uqab, fundaré una nueva dinastía que lleve mi nombre. Yo, Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr
(3) , Alhamar el Rojo, primer emir del Reino de Granada, lo digo, en nombre de Alá, el
Poderoso, el Único, el Misericordioso.
(1) Nombre árabe de la batalla de las Navas de Tolosa.
(2) Año de la Hégira que equivale al 1212 del calendario cristiano.
(3) Fundador de la dinastía nazarí
.
FIN